El NewLaw y la reinvención de los servicios legales
Óscar Montezuma Panez es abogado digital y director fundador de Niubox
Para llegar al concepto de NewLaw es importante definir antes al gran paraguas sobre el que se desarrolla esta tendencia reciente: nos referimos al término innovación legal. En mi opinión la innovación consiste en hacer las cosas de forma diferente siempre que exista un propósito detrás orientado a la generación de valor o beneficios para el cliente, el negocio o la sociedad en su conjunto. Dentro de esa definición aparece el término NewLaw.
De acuerdo a George Beaton, el primer registro del término NewLaw se encuentra en un artículo de Michael Huber del año 2009, pero fue Eric Chin quien lo dimensionó como una nueva forma de prestación de servicios legales en oposición a las firmas tradicionales o BigLaw (o como la denomina el especialista John Chisholm, OldLaw).
En esa línea Jordan Furlong y Sean Larkan, ambos reconocidos consultores y estrategas en innovación legal, definen al NewLaw de la siguiente forma: “Cualquier estrategia, estructura, modelo, proceso, o manera de brindar servicios legales que represente un alcance significativamente distinto a la creación o prestación de servicios legales de aquella en que la profesión legal tradicionalmente lo ha hecho”.
Si bien es cierto en un inicio el NewLaw estaba más enfocado en describir a un tipo específico de proveedor que utilizaba labour arbitrage como parte central de su modelo de negocio, creo que el concepto se ha ampliado y ha permeado en nuevas firmas de abogados que, sin necesariamente hacer labour arbitrage, se alinean con algunas o todas sus características. A continuación presentamos un cuadro basado en un análisis realizado por George Beaton que permite apreciar las principales características del NewLaw:
Sin embargo, dentro del NewLaw surgen actores más específicos como los proveedores de servicios legales alternativos (o ALSP por sus siglas en inglés) o las propias startups legaltech. Los ALSP brindan servicios especializados de alta demanda por parte de los clientes como, por ejemplo, revisión de documentos, gestión de algunos aspectos de propiedad intelectual y trámites recurrentes, lo cual les ayuda a optimizar su rendimiento como negocio y a ahorrar costos. La tercerización de esos procesos legales en dichos proveedores se conoce como legal process outsourcing. Asimismo, algunos ALSP ofrecen servicios de abogados bajo demanda o lawyers on demand. Dichos servicios están enmarcados en un sistema de labour arbitrage donde estos proveedores funcionan como una suerte de Uber de abogados. Por otro lado, las startups legaltech son emprendimientos enfocados en desarrollar alguna tecnología disruptiva que impacte en la prestación de servicios legales.
Como comentaba anteriormente, en los últimos años han aparecido firmas que se basan de forma parcial o total en los principios propuestos por el NewLaw, consolidando la tendencia. Asimismo, aparecen nuevas especialidades dentro del sector legal que demuestran que el Derecho dejó de ser un espacio solo de abogados absolviendo consultas legales detrás de un escritorio de madera oscura, sino que se viene nutriendo por tendencias como el Legal Project Management, Legal Operations y Legal Design Thinking que han sido importadas de otras especialidades o profesiones. El siguiente cuadro puede ayudar a ilustrar todo lo anterior:
Como se puede apreciar, el NewLaw propone un cuestionamiento al modelo de negocio convencional de las firmas tradicionales de abogados (OldLaw o BigLaw) desde la base. El nuevo escenario nos presenta nuevos lugares donde encontrar abogados, nuevos lugares donde encontrar asesoría legal y nuevas maneras de desarrollar la práctica legal.
Sobre nuestra experiencia en Niubox y algunos aportes al modelo NewLaw
Abrimos Niubox en noviembre de 2018, inspirados en los principios del NewLaw con un firme compromiso de innovación continua (NIU) y apuntando a convertirnos en un espacio para pensar fuera de la caja (out-of-the-box), cambiar paradigmas y probar nuevas metodologías y servicios siguiendo la lógica de un sandbox (BOX). De todas las características reseñadas en el cuadro anterior de George Beaton, cumplimos con el 80%. No hemos desarrollado aún una fuerza de ventas independiente y, si bien nos soportamos en plataformas licenciadas, no hemos desarrollado aún tecnología propia. Sin embargo, en la experiencia de este año y medio, me animo a agregar un par de características que no figuran en el cuadro inicial pero creo se enmarcan perfecto en las características del modelo NewLaw.
La primera, Propósito y cultura. En el sector legal existen muy pocos ejemplos de firmas de abogados donde exista una sólida cultura organizacional basada en un propósito claramente delimitado e interiorizado por sus integrantes que vaya más allá de su rentabilidad como negocio. El propósito es la razón de ser de la firma y creo que deber ser incorporado como un elemento medular del NewLaw. Simon Sinek, autor del libro Start with why, recurre a una ingeniosa comparación que explica el propósito en el mundo corporativo. Sinek compara a una empresa con un auto e indica que el dinero en una empresa es como el combustible del auto, sin dinero la empresa no puede operar. Sin embargo, el propósito de un auto no es comprar combustible, así como el propósito de una empresa no es hacer dinero. El propósito del auto es llegar a un destino determinado y el combustible contribuye a ello. El propósito de una compañía es lograr un fin ulterior, una contribución a la sociedad que le permite desarrollarse. En Niubox definir y llevar a la práctica diaria un propósito coherente ha sido la clave en la definición de nuestra cultura y nuestro funcionamiento como empresa. Nos ha dado un norte y nos ha permitido enfocarnos en trascender como equipo. Este es nuestro propósito: “Creemos en el impacto positivo que generan la innovación y la tecnología en nuestras vidas y queremos construir una sociedad más digital e inclusiva”.
Y la segunda, ofrecer servicios distintos a los convencionales. Además de nuestros servicios especializados en asesoría legal en tecnología y negocios digitales, decidimos apostar por una nueva categoría de servicios. Fue así como lanzamos nuestro Programa de Innovación Legal y bootcamps derivados de ese programa marco. Nuestro programa combina distintas metodologías de innovación basadas en el Legal Design Thinking que buscan construir capacidades en equipos legales para despertar la innovación. Creo que una firma NewLaw debe estar en capacidad de ofrecer servicios interdisciplinarios distintos a la asesoría legal tradicional que agreguen valor a sus clientes.
Finalmente, compartir algunos elementos que forman parte de nuestro modelo NewLaw y que decidimos introducir desde el primer día que iniciamos operaciones y nos han funcionado:
- Eliminamos la tarifa horaria de nuestro ADN, solo funcionamos bajo tarifas fijas y predecibles para los clientes. No vendemos tiempo, sino resultados.
- No medimos el rendimiento de nuestro equipo en función a horas facturables sino en función a la satisfacción del cliente y consolidación de nuestra cultura como empresa. Creo que la clave de muchas de las distorsiones del modelo tradicional de firmas de abogados está en seguir manteniendo esta métrica como columna vertebral del equipo y del negocio, ya que la razón de ser de la firma termina enfocándose exclusivamente en el aspecto económico, es decir, en hacer dinero.
- Soportamos nuestro trabajo en herramientas tecnológicas que nos permiten hacer una gestión adecuada del trabajo y nos permiten estar comunicados constantemente.
- Nuestra cultura se basa en la horizontalidad y la flexibilidad (trabajo remoto). No es permitido el clockwatching y seatwarming. De hecho, no tenemos oficinas tradicionales sino que trabajamos desde un coworking y bajo parámetros muy distanciados de los protocolos y rituales tradicionales del mundo legal tradicional.
Esperamos que este artículo pueda servir para motivar a abogados emprendedores a conocer más de las nuevas tendencias legales y a soñar con la posibilidad de un nuevo Derecho, fresco, ágil y horizontal que les permita ser agentes de cambio y dejar un legado a las futuras generaciones de abogados.