Actualidad

El Abogado del Futuro: “Los jóvenes tienen mucho que enseñarnos, y eso rediseñará el modelo de negocio”

El autor del post  Macarena Hortal Macarena Hortal
- de lectura

La Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad Complutense de Madrid celebró el evento “El Abogado del Futuro” el pasado 24 de abril. Un espacio donde se abordaron los cambios en el ejercicio del Derecho provocados por tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial generativa. Este encuentro puso el broche final al programa del “Diploma de Alta Especialización en Inteligencia Artificial y su Impacto en el Derecho”.

La Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad Complutense de Madrid celebró el evento “El Abogado del Futuro” el pasado 24 de abril. Un espacio donde se abordaron los cambios en el ejercicio del Derecho provocados por tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial generativa. Este encuentro puso el broche final al programa del “Diploma de Alta Especialización en Inteligencia Artificial y su Impacto en el Derecho”.

La conferencia comenzó con la participación de los directores del curso: Moisés Barrio Andrés y Carmen Muñoz García. Culminó con una lección de clausura de Mabel Klimt, socia directora de la firma Elzaburu y diputada de la Junta de Gobierno del ICAM a cargo del área de tecnología.

“Hoy asistimos a uno de los momentos transformadores más revolucionarios de la historia de la tecnología y de la humanidad misma”, afirmaba Moisés Barrio. Ya que señalaba que en la actualidad, una nueva época impulsada por la IA como generadora de profundas implicaciones sociales, se está trabajando con tecnologías sin precedentes.

El papel de la Unión Europea

El nuevo paradigma ha impulsado a la Unión Europea a cambiar el enfoque de la regulación digital, como explicaba Moisés Barrio. “Ahora, la UE está en plena transición hacia el constitucionalismo digital”, decía el profesor de Derecho digital.

Asimismo, recalcó la importancia de los derechos fundamentales (intimidad, protección contra la discriminación, libertad de expresión…) en este ecosistema y de que el desarrollo tecnológico vaya alineado con los derechos humanos. En esta línea entra en acción el reglamento europeo de IA, “destinado a convertirse en referencia mundial en la regulación de IA”.

Por su parte, Carmen Muñoz destacó las más recientes novedades. En el plano europeo, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha manifestado como primordial el fomento de la formación e inversión. “Ha llegado el momento de invertir y de innovar”, aseguraba la profesora de Derecho civil.

Para ello, se han adoptado diversas medidas. Primero, una inversión total de 200 mil millones de euros. Por otro lado, la retirada de la directiva de responsabilidad civil, que suponía generar 27 regulaciones diferentes en los 27 Estados miembros. “Se retira para sorpresa de muchos y para alegría de muchos más. Lo único que iba a generar es inseguridad jurídica en nuestro mercado único europeo donde cada país habría establecido protecciones muy diferentes y poco garantistas”, afirma Carmen Muñoz.

Asimismo, se materializó, el pasado 9 de abril, el plan de acción “donde la UE adopta medidas para conseguir el liderazgo en IA”. Así pues, el objetivo es transformar las industrias europeas y convertirlas en gigafactorias de IA que den respuestas a las nuevas realidades tecnologías. “Queremos ser líderes y debemos aprovechar todo el potencial humano que hay en la UE”, afirmó la directora.

Por su parte, Mabel Klimt opinaba: “La carrera tecnológica por la IA la UE la perdió hace mucho tiempo”. Apuntaba que China y EE. UU. llevan mucho tiempo y energía invertido, “por eso, la UE tiene que decidir primero qué está bien y qué está mal. Si quieres jugar en mi territorio, tienes que seguir mis reglas”. Y concluía: “A final, no somos los generadores de tecnología, pero sí tenemos la llave para salvaguardarla del sistema”.

Un futuro marcado por la velocidad del cambio

Mabel Klimt comenzó su lección respondiendo a la pregunta de “¿qué va a pasar con el Derecho?”. Para ello, recordó las palabras de su madre: “No hay que preocuparse, hay que ocuparse”. Desde su perspectiva, todo lo que viene aún está por hacer. “El futuro es inevitable y los cambios son bastante vertiginosos”, decía.

Pero recordaba que no es la primera vez que la civilización se encuentra con cambios drásticos. Puso como ejemplo la incorporación de la mujer al mercado laboral: “En aquel momento la gente pensaba que no iba a haber trabajo porque se duplicaba la masa de personal activo. Y no pasó nada, el mundo se adaptó”.

El actual cambio histórico tiene como singularidad la velocidad del cambio, lo cual implica reconsiderar diversas cuestiones. De ahí que “la UE, antes de comenzar a regular, empezara con el establecimiento de bases causideontológicas”.

Frente a esta nueva realidad, “la clave es determinar cómo y cuál es la mejor manera de conseguir esa adaptación”. Y, por ello, su análisis se centró en reflexionar sobre la figura del profesional jurídico y el futuro que le depara.

Transformaciones y desafíos estructurales

“Vamos a tener que reevaluar las estrategias, infraestructuras, entidades…”, comentaba. Y señaló como elemento fundamental la pauta de la sostenibilidad. Es decir, que sea sostenible en el tiempo. Sin embargo, se le presenta gran inestabilidad por la situación geopolítica.

“Estamos viendo que tenemos que incrementar el gasto en tecnología y no siempre implica poder reducir el coste personal. Y, sin embargo, hay una gran presión de los clientes por reducir costes”, decía. Así, proponía como solución el crecimiento a base de escalar costes.

Estos cambios en los modelos de negocios también demandan radicalizar la automatización, según la ponente. Asimismo, entra en juego la competitividad: “Hay que decidir si me subo a la carrear tecnológica, y juego con las herramientas de mercado, o si sigo haciendo un servicio mucho más personal”. Un abanico de opciones distinto, en el que hay que valorar a nivel individual la posibilidad, o no, de ser competitivo.

En el caso de los grupos de trabajo, la nueva realidad apunta a los modelos multidisciplinares de profesionales. “Para poder prestar servicios en esta materia hace falta que se incorpore un ingeniero dentro de un equipo de abogados”, decía Mabel Klimt. De esta forma, se utilizan los conocimientos y potencialidades de cada uno. Esto requiere la implantación de un plan tecnológico: “Si no lo tenemos, tendrá que existir; y si lo tenemos, estará en permanente evolución. Porque los cambios son fotónicos”.

Un nuevo mundo jurídico, unas nuevas normativas

Habrá nuevos delitos que, por tanto, requerirán nueva normativa. Además, el elemento internacional será protagonista por la interconexión permanente, lo que empujará a reforzar los lazos entre países, explicaba Mabel Klimt.

Asimismo, señaló que habrá cambios en materia de responsabilidad, en el sector de los seguros (“las compañías aseguradores no van a poder seguir gestionando toda esta delincuencia”) o en temas laborales y de Seguridad Social (reducciones de jornada, problemas de teletrabajo…).

Dotar de mayor flexibilidad a los modelos existentes será una nueva necesidad. Por ejemplo, “era impensable que un notario pudiera hacer un testamento en una videoconferencia, pero ahora es posible”. Sin embargo, “hay que intentar evitar que la gente prime la velocidad sobre la seguridad, de ahí que la norma deba adaptarse”.

En el mundo académico, según la ponente, surgirán nuevas disciplinas (Derecho tecnológico, Derecho digital, TIC, robótica, IA, gestión de intangibles…). “Venimos de un mundo tangible y ahora vamos a un mundo mucho más intangible, que ni siquiera a nivel contable estamos preparados para gestionar”, comentaba para reflejar ese requerimiento de adaptaciones de la normativa.

Y los profesionales… ¿Cómo serán?

“Yo soy creyente de que si te dedicas al mundo del Derecho terminarás hiperespecializado”, afirmaba Mabel Klimt. De esta forma, se inclinaba por pensar que “el abogado que sabe de todo terminará por desaparecer” o, si no lo hace, derivará los asuntos a otros compañeros por la complejidad cada vez mayor de los mismos.

El factor tiempo también será crucial: “La presión que van a ejercer sobre ti requerirá que seas mucho más ágil en las respuestas, lo que te obligará a ser más eficiente”. “Y no puedes decir ‘esto no se puede hacer’, tienes que explicar qué hay que hacer para conseguirlo”, añadía respecto a la proactividad del profesional.

El conocimiento tecnológico se adentrará también en la carrera profesional desde la universidad, según Mabel Klimt. “Ahora hay muchos doble grados, buscamos una cobertura lo más amplia posible. Si eliges sólo una disciplina, va a ser necesario asignaturas horizontales”, opinaba.

A su vez, recalcó la importancia de las disciplinas de soft law, sobre las que se requerirá más habilidad: “Son necesarios los dotes de interacción humana para que haya esa diferenciación. Esa calidez o compresión que busca el cliente, que no se limita sólo a la elaboración de documentos, se lo vamos a tener que dar nosotros”.

El ámbito de los despachos no los dejó atrás, sobre todo en cuanto a los jóvenes. “Antes esperar para ser socio era mínimo de 10 a 15 años. Ahora 15 años parece un mundo. Los jóvenes ya no quieren ser socios, no quieren un despacho, quieren vida”, apuntó.

“En la firma hemos aprendido que los tontos hemos sido nosotros. Si queremos que algo suceda, tenemos que ser los primeros en defender nuestros derechos”, comentaba en relación con su experiencia. En este sentido, opinaba que “los jóvenes tienen mucho que enseñarnos, y eso puede afectar necesariamente al rediseño de modelo de negocio”.